Más allá de Grecia, los hilos siguieron hablando en otras tierras. En el resto de Europa, el tejido se hizo destino, magia, sanación, canto y memoria.
En el capítulo anterior hablamos de las Moiras griegas y de cómo el mito del tejido apareció en esa cultura como metáfora del destino. Pero Grecia no es la única que imaginó hebras invisibles que sostienen la vida: en Europa de norte a oeste encontramos hilos parecidos, que se entrelazan con otras historias.
Las Nornas y el destino nórdico
En la mitología escandinava, tres figuras femeninas se sientan a los pies de Yggdrasil, el gran fresno que sostiene los nueves mundos. Son Urd (lo que ha ocurrido), Verdandi (lo que está ocurriendo) y Skuld (lo que va a ocurrir), conocidas como las Nornas.
Ellas no solo observan: hilan, tejen y tallan el destino en la raíces del árbol. Cada vida, cada hecho, cada batalla queda marcada en los hilos que se entrecruzan. Como las Moiras griegas están ligadas al tiempo, pero aquí el telar se une al árbol de la vida y el destino no solo pertenece a los humanos sino también a los dioses.
Ecos celtas
En los mitos celtas el tejido es un terreno cargado de poder. Allí se alza la figura de Brígida, diosa de las artes femeninas: el hilado, el tejido y el teñido, junto con la poesía, la sanación y el fuego. Su presencia nos muestra cómo las labores cotidianas podían ser también sagradas, parte de un entramado que unía vida, magia y comunidad. Así las prendas tejidas por la diosa tenían poderes curativos y ofrecían inmunidad a quienes las vistieran. En torno a su figura la rueca y el nido eran símbolos de renacimiento y nuevos comienzos, asociados a las celebraciones del Imbolc.
Con la llegada del cristianismo, Brígida se transformó en Santa Brígida de Kildare, pero conservó muchos de sus atributos. Su símbolo más conocido es la Cruz de Brígida, trenzada con juncos, que se colocaba en los hogares como protección. Y junto a ella, los nudos celtas – tramas infinitas sin principio ni fin- recuerdan la idea de eternidad y de hilos que entrelazan todo lo vivo.
En este universo, cada puntada era más que un gesto: era un conjuro, una ofrenda, un modo de decir «pertenezco a esta trama»
El canto finlandés
Finlandia tiene su epopeya histórica, construida con cantos y tradiciones orales: el Kalevala. Allí se entiende al tejido como al acto de crear y contar historias que se entrelazan para relatar como surge el mundo, con la unión de elementos, hilos cósmicos, en donde la vida se forma y ordena como una tela.
Allí, hilar y cantar son actos gemelos: la palabra da forma, como la hebra que cruza y sostiene.
Vetehinen, el espíritu del agua, se presenta con pantalones tejidos con algas e Ilmatar, diosa virgen del aire, es la hacedora del mundo.
De los mitos a los tapices
Ya en la Edad Media europea, los tapices cumplieron un rol similar al mito: contar historias que daban sentido a una comunidad. Batallas, linajes, escenas bíblicas: todo podía ser tejido y colgado en una pared, como si las fibras guardaran memoria. No son diosas ni espíritus, pero estos tapices muestran que en Europa el tejido siempre estuvo asociado a narrar, a conservar y a transmitir.
El más famoso es el tapiz de Bayeux, que narra la conquista normanda de Inglaterra a lo largo de casi 70 metros. En realidad es un lienzo de lino bordado con lanas de colores teñidas con tintes naturales. No está tejido en telar pero se ganó se lugar como «tapiz» por la magnitud y el modo en que las fibras se volvieron relato.
Que éstas escenas se eligieran para ser tejidas y no pintadas tampoco era casual: el tapiz exigía paciencia y colectividad, y a la vez era móvil, abrigo y símbolo de poder.
El telar convertía hilos en plumas, pétalos y texturas imposibles. Cada gesto, cada pliegue, cada corona contaba tanto como un libro. La escala era abrumadora, estas piezas ocupaban muros enteros, envolviendo a quienes la miraban en otra realidad.
Europa entera parece recordarnos que cada tela guarda más de lo que se ve: una vida, una historia, una forma de habitar el mundo.
Te invito a comentar, compartir éste texto y contarme que otros mitos enlazados al textil conocés.
En el texto vas a encontrar enlaces para ampliar sobre algunos puntos si te interesa.
Si querés, podés suscribirte para que cada nueva publicación te llegue a tu correo. Aquí te dejo el enlace directo al Formulario de Suscripción o busca el botón que dice SUSCRIBITE que está en la columna a tu derecha (o al final de todo si estás leyendo en tu celular)
Hasta la próxima edición!